Comas, puntos, puntos y a parte, puntos finales
En el lenguaje hablado y escrito son necesarios los silencios. Aportan pausas que organizan el discurso y el fraseo (al igual que las cadencias) y que, además, también pueden generar expectativas. A lo largo de la historia los silencios se han usado principalmente con esas dos funciones o tipos: silencio estructural o silencio dramático. Su naturaleza siempre dependerá del contexto en el que aparezcan.
El silencio estructural será aquel cuya función es organizar el material musical, separar ideas musicales, secciones, frases, etc.
El silencio dramático sería aquel cuya función es generar y aportar más tensión en una obra o fragmento musical. Puede también ser utilizado por el compositor para frustrar las expectativas del oyente como, por ejemplo, evitar una cadencia perfecta que era muy esperada. Este silencio también puede generar un momento de anticlímax (como en la figura 21), por ejemplo, una sección que va aumentado poco a poco de dinámica hasta alcanzar un fortissimo y, de repente, aparece un silencio.
El silencio dramático sería aquel cuya función es generar y aportar más tensión en una obra o fragmento musical. Puede también ser utilizado por el compositor para frustrar las expectativas del oyente como, por ejemplo, evitar una cadencia perfecta que era muy esperada. Este silencio también puede generar un momento de anticlímax (como en la figura 21), por ejemplo, una sección que va aumentado poco a poco de dinámica hasta alcanzar un fortissimo y, de repente, aparece un silencio.
¡¡IMPORTANTE!!
Los silencios dramáticos en muchas ocasiones pueden cumplir también la función de ser silencios estructurales, aunque destacarán, sobre todo, por su primera faceta (la que les dará su nombre de silencios dramáticos).
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