Ritmo armónico y patrón de acompañamiento

Ritmo armónico y sintaxis armónica

La sintaxis armónica es el concepto que hace referencia a los distintos acordes que forman un fragmento u obra musical, su esqueleto interno acórdico. El ritmo armónico es un concepto que hace referencia a la velocidad a la que una obra cambia de acordes. Es decir, que ritmo armónico y sintaxis armónica son conceptos que se complementan. Por ejemplo, en una obra escrita en un 4/4 existen multitud de opciones para su ritmo armónico:

  • un acorde por compás (con una figuración rítmica de redonda);
  • dos acordes de compás (con figuraciones de dos blancas, negra más blanca con puntillo, blanca con puntillo más negra);
  • tres acordes (una blanca más dos negras o al revés);
  • cuatro acordes o más (con cuatro negras);
Sonata para piano en Fa menor No. 1, Op. 2, cc. 1-9 (Beethoven)

Es decir, que el ritmo armónico condiciona la velocidad a la que se percibe un determinado fragmento musical. Un ritmo armónico lento puede dar la sensación de música que reposa, que está en calma. Mientras que uno rápido aporta aceleración y movimiento, dinamiza la música.

Es habitual que en una obra el ritmo armónico responde a una coherencia. Es decir, suele mantenerse estable a una determinada velocidad. Ésta suele variar en dos momentos:

  • acelerarse para llegar a un punto cadencial (a un final de frase o sección, precisamente como ocurre en la figura anterior) o un punto climácico (clímax)
  • ralentizarse para disminuir la tensión armónica y mostrar estabilidad tonal como en secciones como una reexposición o una coda.

Es por ello que, el concepto de ritmo armónico estará íntimamente relacionado con:

  • el patrón de acompañamiento. Es decir, que entre ambos definirán claramente el cambio de acordes.
  • el concepto de direccionalidad, la proyección del discurso musical hacia delante, el impulso de la tensión melódica o armónica.

Patrón de acompañamiento

Se trata de un modelo melódico-rítmico que se va adaptando a los acordes de una obra o fragmento. recogerlos todos mediante ejemplos. No obstante, todos presentan características similares. Los hay de un carácter arpegiado, rítmico o más contrapuntístico (como se verá en la próxima unidad) pero, en esencia, son siempre parecidos. Vamos a ver algunos ejemplos.

Puesto que gran parte del repertorio que se suele analizar (aunque no todo) es para piano o éste (u otro instrumento polifónico) aparecerá como acompañante y es importante tener presente este concepto.

Si el piano acompaña resulta muy útil descifrarlo. El patrón nos indica la repetición y la adaptación que va sufriendo el acompañamiento en cada acorde. Es decir, cuáles son las notas reales y las notas extrañas del propio acompañamiento.

Preludio No. 13 en Fa# menor, Op. 28 (F. Chopin)

El piano, además, por sus características organológicas, realiza siempre acompañamientos en los que debe repetir los sonidos para poder mantener la sonoridad de los acordes en el tiempo. De lo contrario, los sonidos del piano desaparecen rápidamente.

Sólo dos patrones de acompañamiento tienen su propio nombre. Uno de ellos es el Bajo Alberti.

Otro es el llamado Bajo Murky, que sería una suerte de trémolo de octavas.

Sonata No. 8 «Patética» Op. 13, 1er movimiento (L. van Beethoven)

Deja un comentario